Es algo con lo que hemos estado lidiando desde el comienzo de nuestra relación, y sin duda es algo que continuaremos administrando en el futuro.
No necesitaba preocuparme por “evolucionar” o convertirme en un “ser iluminado y ascendido”. O cualquiera de las muletas psuedo-espirituales en las que había confiado. Todo fue masturbación mental. Porque la “espiritualidad” se había convertido en una prisión mental más nueva y brillante. Más convincente que la prisión mental de “ir a la escuela y conseguir un trabajo de 9 a 5” de la que había escapado. Pero una prisión mental, no obstante. Uno que me mantuvo desconectado de MÍ. Además, la experiencia directa de MI verdad.
También fue una gran trampa para el ego: pude construir una falsa jerarquía de “iluminación”. Luego pude juzgar a otros por dónde los coloqué en ese espectro. Pero eso me había mantenido encerrado en aislamiento. (Oh, la ironía, por ahora la conexión se está convirtiendo en el núcleo de quién soy). Ahora, mi espiritualidad no se parece a la de la mayoría de las personas: “Alcanzar la iluminación” ya no está en la parte superior de mi lista de “cosas por hacer”. Ya no está en la lista. La búsqueda de la iluminación ha consistido en escapar del doloroso lío de ser un ser humano en Starship Earth. Simplificando la espiritualidad Así que ahora lo más espiritual que puedo hacer es simplemente ser un ser humano perfectamente falible. Sea lo que sea que parezca. Las experiencias “más profundas”, más “profundas” que tengo no son las de estar sentado en las cimas de las montañas con cristales limpiando mis chakras. […]